UN TIEMPO PARA MI MADRE
En una noche muy oscura
cerca de la madrugada,
las luces apagadas
y un silencio que adormece.
Sentí una sombra a mi lado
y unos dedos temblorosos que
casi flotando en el aire
suavemente rozaban mis cabellos.
Ella pensó que dormía
y sin prisas ni rechazos
podía acariciarme sin apremio,
y dándome un beso se alejó
No dudé que pertenecían a mi madre,
alma que de día era prisionera
de los quehaceres y desengaños de la vida
sin mostrar cansancio o queja alguna .
Sentí mi corazón latir con fuerza
yo fui un hijo cariñoso pero ahora
con el pasar de los años, ya no tengo tiempo para ella
ni le demuestro ni le digo que la quiero,
Pero nunca es tarde madre mía
de que tu nostalgia se convierta en alegría
y de ahora en adelante dedicaré cada día
parte de mi tiempo en darte compañía.
(Maria Luz Novoa O.)